16 de octubre de 2012
En la palestra de desconocidos busco a su lado el calor y simulando mojarle el oído le beso el cuello y le dijo. Me gustas tanto quisiera aprenderme tu nombre. Me gustas tanto que no sé por donde voy. Me le acerqué suspicaz y le tendí un anzuelo. Me gusta verte reír. Me gusta tanto tu coqueteo, Me gustas tanto quisiera aprenderme tu nombre, me gustas tanto que no sé por donde voy. Tengo una idea, no me hables de ti y mucho menos de tu pasado, algo en tus labios color carmín sugiere que vayamos al grano. La alegría llegó y sé que no dura para siempre.
Empezá por aceptar tu maldad, un poco de autocrítica no te vendría mal. Me agarraste desatento, es que anduve por ahí, desprolijo porque si. En el arte de fingir me ganas, aunque yo me esmero mucho. Si te presto mi confianza abusas, me devolviste el corazón pertrechado
Suscribirse a:
Entradas (Atom)