26 de diciembre de 2012

Siempre mi cabeza fue más rápida que mis impulsos aunque muchos me cataloguen de impulsiva.
Noche explotable del mes de Diciembre y el verano asomando su vientre. Un ego sobrevolando la atmósfera y la prudencia dentro de una bóveda. Una histeria innecesaria, así como descabellada, abandoné cuando te vi. Sentí estragos en el pecho del más loco frenesí. Abundancia de promesas y una súplica de ayuda para ir juntos a la luna. Pasional como sutil, me arrebataste el cielo y lo adornaste y con el tiempo me enseñaste qué es el amor, y que en la cama no hay restricción. Hoy sé que no debe existir placer como admirarte reír. Nunca va a haber otra mujer que me ame así. Si ves que hago todo a prisa, vas a ver una sonrisa cuando esté por concluir. Lo hago para estar más tiempo donde siempre soy feliz: en tu espalda, que este día, ha de ser andén del tren que me lleva hasta el edén. Y yo voy a sonreír mientras las sábanas que cubren nuestros cuerpos no dejen escapar el fuego que se encendió por nuestras pieles haciendo fricción. Arraigados de pasión: tendré que enterrarme en el sol para volver a sentir ese calor.